lunes, 24 de enero de 2011

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos*


Para Carl J. Jung, el gran psicólogo suizo, los sueños compensan las carencias y tropiezos de nuestra vida despierta; tienen el poder de cerrar heridas, recomponer lo irreparable y recobrar lo perdido. Al soñar, nuestra alma -esa masa inestable de energía emocional- recupera su libertad y huye a un mundo de penumbras, en lo más profundo de la mente. Éstas son la lógica y el escenario de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal sunshine of the spotless mind, Estados Unidos, 2004), hermosa cinta dirigida por Michel Gondry, escrita por Charlie Kaufman (Being John Malkovich, Adaptation).

Realizador y guionista exploran la crisis del individuo contemporáneo, entidad social que a fuerza de reclamar autonomía acaba volviéndose solitario y vulnerable. Si en Being John Malkovich, aparece como el ser disminuido que aspira a una existencia inalcanzable, en esta cinta se presenta como un ser incompleto, en pos de una felicidad vaga y escurridiza que se encuentra en el Otro.

La película retoma el viejo tema de la pareja moderna y sus desencuentros, la separación continua de los amantes y la renovación de su pacto íntimo. Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet) se conocen un día e inician un romance que, como muchos otros, pasa de la plenitud al anquilosamiento, de la novedad a la rutina. En el punto más sofocante de su relación Clementine decide olvidar a Joel con ayuda de un prodigioso cirujano de la mente (Tom Wilkinson), que borra las figuras dolorosas o indeseables de la memoria de sus pacientes, retornándolos a un estado de conveniente inocencia con posibilidad de iniciar de nuevo.

Al enterarse, el despechado Joel se somete al mismo tratamiento. La técnica es sencilla: de noche, mientras el paciente duerme, el médico entra y viaja a través de su geografía interna, arrancando los recuerdos de raíz. Todo va bien, pero a mitad del sueño Joel se arrepiente: no quiere borrar a Clem de su vida, como si nada hubiera ocurrido; quiere guardar para sí los momentos en que fue feliz a su lado, quiere conservar la marca de su presencia. Entonces huye con ella -la Clem que habita en su mente-, tratando de recuperarla, de ocultarla en los rincones secretos de su memoria y esquivar la mirada omnisciente del médico. La película refleja bien el ciclo de la pareja, que debe morir un poco cada vez con el fin de renovarse, bajo el riesgo de perderse para siempre. Pero también nos enseña que el alma difícilmente renuncia a sus deseos y que el olvido no forzosamente significa anular un recuerdo, sino enmascararlo, darle otra forma para resguardarlo y tenerlo a disposición bajo la forma de un continuo destello.

Como en Malkovich, Kaufman hace realidad las utopías bizarras de los individuos comunes y lleva al extremo sus consecuencias. Más allá de la historia de amor, ¿qué tipo de mundo es aquel donde la gente puede volver sobre sus pasos y borrarlos por una suerte de limpieza cerebral? Recordemos que eliminar parcial o totalmente la memoria de un sujeto no es un proyecto nuevo o ficticio, mucho menos inocente. Provocar el olvido es una tentación frecuente de los poderosos y su expresión más brutal es, precisamente, el lavado de cerebro. Buena parte de la Historia se escribe y se enseña así: deshaciendo o recomponiendo episodios enteros de la vida en una sociedad. Algo parecido ocurre con los medios de comunicación, que con todo su ruido informativo, nos reducen a un estado en el que poco o nada se fija a nuestra memoria. De esto nos alerta el aforismo nietzscheano que se menciona a lo largo de la película: "Bienaventurados los olvidadizos, porque sacarán provecho de sus errores". Al final, sin embargo, la asistente del médico (Kirsten Dunst) resuelve que lo mejor es devolver a cada uno su historia -buena o mala- y por tanto la conciencia y responsabilidad sobre su pasado.

* 2004

2 comentarios:

Dámaso Pérez dijo...

qué comentario más interesante y tan bien formulado sobre una película igualmente chingona

salut carnal

Unknown dijo...

Hoy vi esa pelicula, me hizo acordar a El efecto mariposa, una de mis peliculas favoritas. La verdad me gusto mucho. pasa por mi blog: http://livelovelaugh10.blogspot.com

gracias