viernes, 24 de abril de 2009

Los iluminados no existen


Son tiempos de crisis y protesta en todo el orbe. Los políticos, empresarios y banqueros se dedican a promover medidas para paliar el impacto de una tempestad que ellos mismos desataron y de la que se hallan a buen resguardo, mientras que el pueblo, abatido por el desempleo, el encarecimiento de la vida y la falta de oportunidades, pide a gritos la cabeza del capitalismo. ¿Viviremos para ver la ejecución de este ciego monarca que hoy es dueño de nuestras vidas? ¿Quién será el verdugo encargado de accionar la guillotina? ¿Qué hará la multitud enardecida después de pasear su sangriento trofeo por la plaza del mundo?

Francia tampoco es ajena a los efectos de la crisis. En el último año se han perdido numerosos empleos, el poder adquisitivo ha retrocedido y los proyectos de reforma del gobierno de Nicolás Sarkozy amenazan con echar abajo las garantías sociales como la salud y la educación públicas. A esto hay que aunar la grave situación de miles de personas provenientes de África, Medio Oriente y Europa del Este, que a diario enfrentan la pobreza, la falta de trabajo y la más terrible discriminación, en un país que se jacta de ser la cuna de la democracia moderna. Para quienes provenimos del llamado Tercer Mundo, no existe gran diferencia entre las calles de París y las de nuestras ciudades, donde reinan la indigencia y la mendicidad al lado del lujo y la opulencia.

Es por ello que, durante los últimos meses, se ha organizado un gran movimiento para exigir medidas eficaces contra la crisis y demandar una nueva forma de solidaridad. A la fecha se han llevado a cabo dos jornadas de paro nacional. La última de éstas convocó a más de tres millones de personas –trabajadores, estudiantes, desempleados e inmigrantes− que salieron a protestar en las principales ciudades del país. Como suele suceder durante estas manifestaciones, se entonaron himnos de protesta, se desafió abiertamente a la policía y se escribieron frases incendiarias en las paredes. A continuación presento algunas de estas consignas, que fueron estampadas en las calles de Grenoble.





“Ni Marx, ni Jesús”




“Si usted fuera el rey del mundo, ¿qué haría?”




"Los iluminados no existen"




"Lo queremos todo"



“Basta de esta Europa que emprende la cacería de pobres”



"Viva la solidaridad entre los pueblos"


“Contra el ruido de las botas y el silencio de las pantuflas. ¡Resistir es crear!”

2 comentarios:

David Rodríguez dijo...

Aaaaa increíble! Que esas consignas resuenen en todos los espíritus que se han silenciado ante el desolador panorama mundial. Ju ju ju. Tengo un buen que contarte! (tú tomaste las fotos?)

Dámaso Pérez dijo...

mi carnal,

aleluya!,

he estado monitoreando tu blog a ver cuándo escribías algo,

nos tenías en ascuas.

yo también te mando un abrazo muy afectuoso
saludos a la ani