jueves, 18 de diciembre de 2008

Planetas que nunca se tocan

por: Eduardo Rodríguez Flores

Nuestras vidas transcurren separadas,
indiferentes de cuando empieza una
y termina la otra;
indiferentes de lo que hay más allá
de nosotros.

Amigos, Hermanos, Amantes;
todos estos nombres cambian de un día para otro,
porque el egoismo es tan grande,
porque el amor es un rey caprichoso.

Nuestras vidas transcurren separadas
y no se unen para extender la vida,
para crear nueva vida
y derrotar a la muerte,
sino que se acaban
cada cual por su lado,
y cada cual en su momento.

Por más que nos miremos a los ojos,
por más que hablemos
no hay otra aleación que la del metal
y los únicos que persisten son los objetos;

nosotros, los vivos, somos planetas que nunca se tocan,
porque estamos hechos de palabras
y no podemos salir de ellas;
y así como las palabras se disipan en el aire
al momento de ser pronunciadas,
así nosotros también nos disipamos
al pisar la tierra.

1 comentario:

Dámaso Pérez dijo...

En el difuminarse de las palabras quedan estelas, semejantes a las de los cometas, tan breves y hermosas como una lluvia de estrellas.